La Novia

La Novia

En el verano del año 1997, mi madre me visitaría en los Estados Unidos por primera vez. Cuanto más emocionada estaba planeando las actividades que haríamos juntas, más experimentaba la frialdad de Roberto hacia mí.
Al principio, pensé que sería porque estaba nervioso por conocer a su suegra en tan solo unos días… Hasta que un día, regresando del trabajo, me dijo: “Creo que me voy a ir a vivir con mi amigo.” ¿Qué? Roberto y yo llevábamos viviendo juntos desde hacía 2 años y no tenía ni idea del motivo de sus palabras. Tampoco él explicó nada de nada. Al final, mi madre llegó y Roberto no se fue, pero su actitud hacia mí era distinta. Un domingo, mi madre y yo pasamos el día visitando un museo. Fue un día de mucho caminar, y ya preparándonos para regresar a casa, Roberto me llamó al móvil diciendo que para ir al servicio de la iglesia esa tarde, que me vistiera bien, que me pusiera maquillaje, y que nos veríamos allá en la iglesia. Pues además de no tener mucho tiempo hasta la hora del servicio y de estar cansada, no entendí por qué me estaba diciendo todo eso.
Básicamente, ignoré lo que me había dicho.
Bueno, llegamos a la iglesia y el servicio tomó su curso.
En un momento dado, el pastor anunció que había un evento muy especial, que se iban a unir en santo matrimonio dos personas queridas.
Cuando veo que Roberto estaba de pie, al lado del pastor, y escucho: “El santo matrimonio de Roberto y Sisi.”  

Mi madre y yo nos miramos nerviosas.

Nos cogimos de la mano en completo silencio. Y lo siguiente que vi fue a mi madre y yo caminando hacia el altar, petrificadas.

Al llegar al lado de Roberto, él me dijo con voz nerviosa que no tenía que casarme si no quería. Recuerdo pensar en mi papá, que no estaba presente, en mis hermanos, en el vestido blanco que no tenía puesto… ¡Qué ni si quiera sabía que me estaba casando ese día! Y en medio de tal mezcla de emociones y pensamientos, es como que mi interior sabía que no podía decir “no”.  Eso fue lo único que tenía claro. Y la ceremonia tuvo lugar. Al finalizar, mi madre cogió el micrófono y dijo que lo único que podía hacer era cantar una canción, la cual decía: “Éste es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna Su misericordia. Aleluya.”

Las siguientes horas se sintieron extrañas. Roberto nos invitó a mi madre y a mí a cenar a un restaurante famoso en el área, y nos compró a las dos una camisa de manga larga del restaurante. Y aunque aprecié el gesto y el esfuerzo (pues sabía que estaba fuera de su alcance en ese momento), mis emociones y pensamientos intentaban balancearse, sin éxito. Mi madre, en su sabiduría, después de comer, nos dijo que la dejáramos en casa, y que fuéramos a pasear solos un rato. Roberto me llevó a pasear a un puerto. Me sentía super extraña y al mismo tiempo tenía esa sensación de que había hecho lo correcto.

Sin embargo, era tiempo de explicaciones,

¿qué había llevado a Roberto a actuar de esa manera?​

Roberto empezó a contar, cómo una noche, en la cama, escuchó claramente una voz firme de parte de Dios, que le dijo: “No la toques”. La voz fue tan real que dijo que hasta le temblaron las piernas. Fue una manera de Dios decirle que estábamos viviendo juntos sin estar casados y que no podíamos seguir de esa manera. Tan nervioso se puso que le llevó a pensar que debía irse a vivir con su amigo. Pero pronto se dio cuenta de que Dios tenía ya un plan preparado, pues un día, una amiga de la iglesia le habló diciendo: 

“Mira, mi hijo, Dios quiere que te cases con Sisi y quiere que yo te compre los anillos”. Roberto supo que no había marcha atrás y que debía obedecer el plan de Dios. Y quizá por eso, lo único que tuve claro, era que no pude decir “no” al casamiento. En ese instante, la canción de mi madre aumentó de significado. Dios la había usado para poner el sello de que: “Éste es el día en que actuó el Señor.”

El verano pasado celebramos 25 años desde ese día

y para ser transparente, sí, de cuando en cuando pienso en como no fui la novia que la mayoría de las mujeres sueñan ser, como no aporté nada a organizar el gran día o a escoger y llevar puesto el hermoso vestido, o como no tuve a mi familia y amigos a mi lado…​ Pero lo que no puedo negar es que, sin saber todos los detalles en ese instante, fue más importante obedecer los planes de Dios que seguir los míos.

Y aquí es donde empieza mi aventura para este audio, partiendo del punto de que los planes de Dios para Su Reino incluyen una novia y una boda, y esa boda sí será perfecta.

En una ocasión me pregunté si habría algún significado en el hecho de que el primer milagro de Jesús fue en una boda en Caná, donde convirtió el agua en vino. Como en cada cultura, el evento de una boda tiene sus tradiciones, y fue estudiando esas tradiciones judías que entendí varios puntos.
Vamos a verlos juntos:

El padre del novio solía escoger a la novia para su hijo. El padre de la novia y el padre del novio hablaban del precio de la novia; era una forma de decir que se aseguraba el bienestar de la misma. 

A continuación, la novia decidía si quería casarse con él. Si decía que sí, el novio ofrecía a la novia un regalo y ambos bebían de una copa de vino. Eso significaba que estaban casados, pero que iban a estar separados durante un año. Sería un tiempo de preparación, con la seguridad de que el novio retornaría por su novia. Mientras tanto, el novio regresaba a la casa del padre, porque era en la casa del padre donde iba a construir una habitación que se convertiría en el nuevo hogar para la pareja. 

Por otro lado, la novia sabía que su novio vendría a buscarla después del año, pero desconocía el día exacto. Curiosamente, el novio tampoco lo sabía. Sólo el padre del novio sabía; era él quien decidía cuándo su hijo estaba listo para que fuera a buscar a la novia.

Por esa razón, la novia mantenía sus lámparas de aceite listas en todo momento, por si el novio llegaba por la noche, sonando el shofar, la trompeta, haciendo saber al pueblo que había llegado el momento de llevar a su novia al hogar que había preparado para ella.

Y ahí fue cuando se me encendió el foco. Empecé a ver semejanzas entre esas tradiciones y entre Dios el Padre, con Jesús el Hijo, y empecé a entender palabras que Jesús había hablado antes de subir al cielo. E incluso, comprendí lo que se lee en Apocalipsis 19:9: “Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero”, siendo el Cordero Jesús. 

Me gustaría terminar con la siguiente oración. Si prestas atención a ella, escucharás esas semejanzas.

Padre que estás en los cielos, Tú elegiste la Novia para tu Hijo Jesús. La Novia son todas las personas en el mundo entero que creen y confían en Él. Jesús le dijo a la Novia que no volvería a beber el vino hasta que estuviéramos con Él en Tu reino". Padre, Tú pusiste el precio que había que pagar por la Novia: Jesús pagaría con su propia vida. Él volvió a Tu casa, al cielo, para preparar un lugar para nosotros. Jesús va a volver por segunda vez para buscar a Su Novia y para llevarnos al lugar que ha preparado para nosotros. El Novio, Jesús, Yeshua, Su nombre hebreo, no sabe el día de Su regreso. La Novia, nosotros, no sabemos el día tampoco. Tu Palabra dice que sólo Tú lo sabes, Padre. Te pido que la Novia esté preparada, que tenga aceite, que esté esperando con anhelo a su Novio.
Y que la Novia le diga al Novio, Yeshua, ¡ven! Amén.

Confío en que este audio te motive a descubrir más sobre lo que la Biblia dice a cerca del Novio, las bodas del Cordero, y de la Novia, y que si no lo eres todavía, parte de la Novia, que te decidas a serlo, aceptando a Jesús en tu corazón y siguiendo Sus planes para tu vida. Shalom.

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