Entendiendo la Conexión
Entendiendo la Conexión
Debido a nuestra mentalidad occidental (con la influencia de los Griegos y los Romanos) pensamos en el "corazón" como la sede de las emociones. ¿Dónde se encuentran tus emociones? En el corazón. Pero en la mentalidad hebrea, el corazón es la sede de los pensamientos. ¿Dónde se encuentran tus pensamientos? En el corazón.
En mi último año de secundaria, en la clase de filosofía, estudié las diferentes teorías relacionadas con el funcionamiento del cuerpo, el alma, el espíritu, la mente, el corazón. Por ejemplo, cuando se habla del corazón, ¿qué te viene a la mente? ¿El órgano físico que late en tu interior? ¿El lugar donde residen tus emociones? Si la filosofía está supuesta explicar el conocimiento humano, la razón de ser, la existencia, etc…en esas clases, qué lío; no me enteré de nada. Una corriente de pensamiento iba por aquí, otra corriente de pensamiento iba por allá. Lo que un filósofo decía el otro lo contradecía…Olvídalo, me lo aprendí sin ningún entendimiento, solo para aprobar la clase.
A lo largo de la historia, diversas culturas han traído a la mesa distintos conceptos y opiniones
Han intentado explicar cómo funciona el cuerpo humano, su comportamiento y cómo toma decisiones. Y la realidad es evidente: Intentar entender al ser humano sin la perspectiva de Su creador es imposible.
¿Quién entiende el ser humano sino Dios? No debería sorprenderme entonces que sea leyendo y estudiando la Biblia que al fin voy entendiendo ciertos aspectos del ser humano.
Me empezó a llamar la atención cómo la Biblia habla constantemente del corazón pero no menciona el cerebro.
De hecho, estudiando esas palabras, aprendí que en Hebreo los israelitas no tenían el concepto de cerebro y por lo tanto no tenían ninguna palabra para designarlo. Es decir, en la Biblia se razona con el corazón no con la mente.
Un ejemplo de esto se encuentra en el libro de Marcos 2:
6 Algunos de los escribas estaban sentados allí y razonaban en sus corazones:
7 —¿Por qué habla éste así? ¡Blasfema! ¿Quién puede perdonar pecados sino uno solo, Dios?
8 De inmediato Jesús, dándose cuenta en su espíritu de que razonaban así, dentro de sí mismos, les dijo:
—¿Por qué razonan así en sus corazones? 9 ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: “Tus pecados te son perdonados”; o decirle: “Levántate, toma tu camilla y anda”?
Impresionante que Jesús escuchara los pensamientos de sus corazones, ¿verdad? Los escribas no habían dicho nada en voz alta. Estaban pensando dentro de sí mismos y en sus corazones. No en sus mentes. No en sus cerebros.
Debido a nuestra mentalidad occidental (con la influencia de los Griegos y los Romanos)
pensamos en el "corazón" como la sede de las emociones. ¿Dónde se encuentran tus emociones? En el corazón.
Pero en la mentalidad hebrea, el corazón es la sede de los pensamientos.
¿Dónde se encuentran tus pensamientos? En el corazón.
“Corazón” es el término relacionado con el ser humano más citado en la Biblia. Quizá por eso, deberíamos prestar atención, ¿no crees? Que te parece si miramos algunos versículos y aprendemos juntos la importancia del corazón desde la perspectiva de Dios.
Empecemos mirando la primera vez que se utiliza la palabra “corazón” en la Biblia.
Se encuentra en Génesis 6:5-6
5 “El Señor vio que era mucha la maldad de los hombres en la tierra, y que todos los planes y pensamientos de su corazón eran siempre los de hacer sólo el mal. 6 Y le pesó al Señor haber hecho al hombre en la tierra.”
En el primer uso de la palabra corazón, vemos que es el corazón el que se encarga de los pensamientos y las intenciones. Los hombres pensaron en el corazón y ejecutaron lo que habían decidido en el corazón. Todo lo que habían decidido hacer fue malo, hasta el punto de que Dios envió el diluvio en la época de Noé. Uau, el primer uso de la palabra “corazón” y no es nada bueno para la humanidad. El hombre dejó claro que no tenía ningún interés en hacer las cosas como Dios las había establecido. Quiso hacer lo que le dio la gana, sin la estructura de Dios, sin el pensamiento de Dios, sin el corazón de Dios. Si somos sinceros con nosotros mismos, cuando miramos el mundo hoy, miles de años después del diluvio, no parece que haya mucha diferencia en la condición del corazón del hombre.
Y por eso, el siguiente versículo es sumamente importante.
En Jeremías 17 leemos:
9 “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso, ¿quién podrá conocerlo? 10 Yo, el Señor, investigo el corazón y examino los riñones, para dar a cada uno según sus caminos, según el fruto de sus obras.”
Apríetate bien el cinturón, porque además del corazón, aquí Dios está hablando de otro órgano del cuerpo, los riñones. Si pensabas que el corazón ya de por sí, es un lugar profundo para investigar, ahora Dios habla también de los riñones, una parte más profunda todavía. No sé tú, pero yo entiendo perfectamente con este versículo que a menos que permitamos que Dios entre a nuestras áreas más profundas, el ser humano escogerá el camino equivocado.
El Salmo 16 dice algo muy interesante:
“Bendeciré al Señor, quien me aconseja; aun en las noches mis riñones me enseñan.” David es el que está hablando en este salmo. David es un personaje bíblico muy importante y sin embargo la Biblia nos permite ver cómo no fue un hombre perfecto. Cometió errores sustanciales, y aún así Dios dice lo siguiente de él: “un hombre según Mi corazón.” ¿Por qué crees que Dios diría eso? ¿Y qué crees que significa “según Mi corazón”? Creo que David estuvo dispuesto a que Dios tocara sus áreas más profundas, más íntimas, más internas. David sabía que no podía ocultar nada a Dios y también sabía que necesitaba las cualidades de Dios para actuar correctamente. David estaba dispuesto a conformar sus pensamientos y sus deseos a los de Dios. Por eso pidió un "corazón limpio”. Aún en las horas de la noche, David permitía que Dios tocara sus riñones, para que toda la basura, toda carga emocional fuera filtrada fuera de ellos y para que así su corazón pudiera pensar correctamente y por lo tanto, actuar conforme al corazón de Dios y Sus estatutos, logrando hacer la voluntad de Dios. David fue sensible a las cosas de Dios, y quiso que su integridad hablara en alta voz por Dios, y no por él.
No sé si vas viendo con más claridad la conexión entre el corazón y los riñones con las decisiones que uno toma. Y como esas decisiones tienen repercusiones. Supongamos que tienes un amigo que cada vez que hablas del tema de perdonar, salta como un toro enfurecido. Ni hables de perdonar a la persona que le jugó una mala pasada, vendiéndole un producto que no trabajaba y que no quiso ni devolverle el dinero ni reparar el producto. Tu amigo tiene todos los motivos para estar enojado y para no perdonar. Pero ahora esa injusticia vive en sus riñones. Ahora tu amigo ya tiene una carga emocional, que hace que su corazón piense que tiene todo el derecho de acusar a la persona. Esa reacción ha provocado que su esposa no pueda seguir teniendo una amistad con la esposa del otro hombre. Esa es la perspectiva del ser humano, pero la perspectiva de Dios la podemos ver en las palabras de Jesús en Mateo 18:
21 Pedro, acercándose entonces a Jesús, le preguntó:
— Señor, ¿cuántas veces he de perdonar a mi hermano si me ofende? ¿Hasta siete veces?
22 Jesús le contestó:
— No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.
23 Y es que el reino de los cielos puede compararse a un rey que quiso hacer cuentas con la gente que tenía a su servicio. 24 Para empezar, se le presentó uno que le debía diez mil talentos. 25 Y como no tenía posibilidades de saldar su deuda, el amo mandó que los vendieran como esclavos a él, a su esposa y a sus hijos junto con todas sus propiedades, para que así saldara la deuda. 26 El siervo cayó entonces de rodillas delante de su amo, suplicándole: “Ten paciencia conmigo, que yo te lo pagaré todo”. 27 El amo tuvo compasión de su siervo; le perdonó la deuda y lo dejó ir libremente. 28 Pero, al salir, aquel siervo se encontró con uno de sus compañeros, que le debía cien denarios. Lo sujetó violentamente por el cuello y le dijo: “¡Págame lo que me debes!” 29 Su compañero se arrodilló delante de él, suplicándole: “Ten paciencia conmigo, que yo te lo pagaré”. 30 Pero el otro no quiso escucharlo, sino que fue y lo hizo meter en la cárcel hasta que liquidara la deuda. 31 Los demás siervos, al ver todo esto, se sintieron consternados y fueron a contarle al amo lo que había sucedido. 32 Entonces el amo hizo llamar a aquel siervo y le dijo: “Siervo malvado, yo te perdoné toda aquella deuda porque me lo suplicaste; 33 en cambio tú no has querido compadecerte de tu compañero como yo me compadecí de ti”. 34 Y, enojado, el amo ordenó que fuera torturado hasta que toda la deuda quedara saldada. 35 Esto mismo hará mi Padre celestial con aquel de vosotros que no perdone de corazón a su hermano.”
Estas palabras de Jesús son tan poderosas que terminaré con ellas.
Nuestra manera de pensar, no es la manera de pensar de Dios.
La manera que tenemos de hacer las cosas, tampoco es la de Dios.
Podemos ver que en Hebreo, en la Biblia, el corazón es el centro del pensamiento humano pero sobre todo es el centro de la vida espiritual. Van unidas. Las partes físicas del cuerpo humano, como el corazón, y los riñones, están relacionadas con las cosas espirituales. No es de extrañar que en Proverbios 4:23 se nos diga que “guardemos el corazón, porque de él mana la vida”.
Con el corazón podemos escoger, ¿escoger qué? La fe que limpia el corazón, que renueva el corazón. Con la Palabra de Dios en tu vida y con tu corazón dispuesto hacer Su voluntad, verás a Dios trabajar en todas esas áreas en las que todavía eres esclavo en vez de libre. Permite que Jesús toque, transforme e instruya tu corazón. Trae a la luz de Jesús todas esas heridas. Solo así recibirás sanidad y libertad. Shalom.