De diccionario a Enciclopedia!!!
En todos los años de estudiar idiomas, siempre he mantenido cuadernos donde iba creando mi propio diccionario.
El escribir las palabras que iba aprendiendo me ayudaba a recordarlas, sobre todo cuando empecé a estudiar el inglés…”Hola es hello”; “mesa es table”… Sin duda tomaba tiempo y esfuerzo, ¡tanto que hasta todavía los tengo…
Pues desde que estudio hebreo para entender la Biblia con más profundidad me he dado cuenta de que mi método de cuaderno-diccionario ya no me funciona. Y es que las palabras hebreas tienen significados profundos y aplicados en el contexto de la Biblia, te van revelando la inmensidad del carácter de Dios. Sabemos que el Antiguo Pacto o Testamento fue escrito en hebreo y arameo, mientras que el Nuevo Pacto o Testamento fue escrito en griego. Sin embargo hay una obra que sirve de puente entre estas dos lenguas y colecciones de libros que forman la Biblia, y es la traducción al griego de la Biblia hebrea o el Antiguo Testamento, llamada la Septuaginta que fue traducido al griego por judíos, y donde las palabras griegas corresponden a las originales hebreas. Pues eso, que ya lo que necesito es una enciclopedia, no un diccionario.
¿Os acordáis de las enciclopedias, la era de los vendedores que tocaban a la puerta para ofrecerte la gran colección de volúmenes?
Hoy miraría la que mis padres tienen en casa con otros ojos, pero creciendo, recuerdo que cada vez que tenía una pregunta de la escuela, y que veía a mi padre coger algún volumen de la enciclopedia para ayudarme, sabía que la respuesta iba a tomar un largo rato…Y es que las enciclopedias además de la definición de una palabra te ofrecen una explicación científica y detallada. Y ya no hablemos de las enciclopedias en línea o digitales de nuestros días…¡Increíble el conocimiento que Dios ha dado al ser humano!
Hoy me admira ver cómo tengo ganas de aprender. Los años de escuela no tuvieron ese efecto en mí. Fue cuando empecé a leer la Biblia que me llevó a querer estudiarla. Y cuanto más la estudiaba, más ganas tenía de conocer sus profundidades…Y eso fue lo que me motivó a empezar a estudiar el hebreo. El idioma original de las Escrituras no solamente te lleva a otra dimensión de entendimiento y conocimiento, pero profundiza tu relación con Dios que a su vez mejora la relación con los demás.
Desde que estudio el hebreo me he dado cuenta de que tengo ganas de entender y aprender correctamente el vocabulario de la Biblia. A menudo utilizamos términos como fe, justicia, santidad, redención, unción, etc con un mínimo entendimiento de esas palabras. Lo podría comparar con un niño pequeño aprendiendo a hablar y repitiendo palabras sin saber lo que significan. Y sin embargo, se espera del niño que a medida que vaya creciendo y madurando, sea responsable con las palabras que salen de su boca, ¿cierto?
Pues lo mismo nosotros
¿Qué tal si ponemos en acción lo que acabo de contar hablando de la palabra “fe”. ¿Qué es fe? ¿Puedes definirla? Si no podemos definir la palabra “fe”, ¿cómo podemos decir que tenemos fe? Creo que muchos hemos hecho de la fe como si fuera una condición de la mente, como si nosotros mismos tuviéramos la capacidad de dar por hecho algo que queremos, como cuando alguien dice: “Tengo fe de que me van a dar ese trabajo.” Básicamente se está diciendo que hay esperanza y positivismo en obtener el trabajo, lo que es bueno, pero el punto es que Dios no está incluido en la ecuación. El énfasis está más en la habilidad de la persona.
Entonces, ¿qué es “fe” de acuerdo a la Biblia?
La palabra en hebreo es “emunah” (אמונה, pronunciada “eh-moo-nah”) se entiende en español como “fe” o “creencia”. Pero a menudo también se traduce como “fidelidad”. “Emunah”, sin embargo, describe mucho más que creer en una afirmación sobre Dios. Revela una vida de plena confianza y seguridad en Él, donde se confía en Sus promesas. Podemos recibir la fe sólo porque Dios la da. Es un regalo que proviene de El, no la podemos fabricar. A menudo recuerdo las palabras de Jesús, Yeshua, cuando dijo: “Ten la clase de confianza que viene de Dios”. Así se lee Marcos 11:22 en el “Nuevo Testamento Judío” traducido por David Stern, donde la traducción expresa el carácter judío original, donde se incluye el marco cultural, de lengua, y teológico de la época en que se escribieron. Después miré el mismo versículo en más de 10 versiones de la Biblia en español, y todas ellas traducen el versículo como: “Tened fe en Dios”. Ambas frases son buenas, pero traen distintos significados. Ahí uno se da cuenta del proceso de traducción. “Tener la clase de confianza que viene de Dios”, esa seguridad, esa certeza, que proviene del Creador, el que habló y Sus Palabras crearon…no es lo mismo que “tener fe en Dios”, donde parece que el peso está más en nosotros… Si creo con suficiente fuerza, entonces se hará realidad.
Necesitamos entender que la palabra “emunah” procede de un verbo. Este verbo es “amán” אָמַן “Amán” significa creer, y como todo verbo implica acción. Y es que el hebreo es una lengua que usa raíces, es decir, palabras formadas normalmente por tres consonantes, a las que se añaden vocales u otras consonantes para formar nuevas palabras. Y en este caso, ambas palabras “emunah” y “amán” tienen las mismas 3 consonantes. Por eso sabemos que están relacionadas. Es como que el significado de una se suma al significado de la otra. Y aquí viene un punto interesante, en el Antiguo Pacto o Testamento, si tú y yo pudiéramos leerlo en hebreo, nos quedaríamos sorprendidos de la cantidad de veces que diríamos “emunah”. Y es que en español, “emunah” fue traducido utilizando diversas palabras. ¡Pero imagínate el impacto de ver y escuchar esa palabra una y otra vez a medida que leemos los libros que forman las Escrituras!
Voy a leer varios versículos usando la palabra original “emunah”, donde en tu Biblia en español encontrarás que ha sido traducida con otras palabras que describen el carácter de Dios y de Sus hechos, como fiel, justo, fidelidad… Pero en hebreo siempre es “emunah”.
Deuteronomio 32:4: “Él es la Roca, cuya obra es perfecta, porque todos sus caminos son rectitud. Él es un Dios “emunah”, en quien no hay iniquidad; es justo y recto.
Salmos 33:4: “Porque recta es la palabra de Dios, y toda su obra es hecha con “emunah”.”