Pocos meses después de los atentados terroristas en Estados Unidos en el año 2001, estaba viajando y aprovechando que el avión iba a hacer escala en Francia durante unas 4 horas, me reuní con mis mejores amigas francesas en el aeropuerto. Con mucha ilusión, les llevaba regalos muy americanos, y a mi sorpresa no los recibieron con entusiasmo. Pocos minutos después sabría el motivo, cuando nuestra conversación se dirigió a los atentados en territorio estadounidense y cuando todas mis amigas dijeron lo siguiente: “Pensábamos que era un invento, una fabricación de los americanos; que era una película más.”

Esa reacción me dejó muy pensativa, porque hasta ese instante, había sido ignorante de una realidad: La percepción o actitud general de la sociedad francesa hacia la americana. En aquella época, vivíamos a 10 minutos del Pentágono. En el día de los ataques terroristas, nos encontrábamos en la oficina, aún más cerca del Pentágono. A penas estábamos escuchando en la radio de una de las torres gemelas en Nueva York, cuando sentimos las ventanas de la oficina vibrar fuertemente y vimos un avión comercial volando extremadamente bajo. Minutos después, el atentado al Pentágono se escuchaba por la radio…Después la segunda torre gemela, etc…¿Cómo podía tanta gente pensar que los atentados habían sido una fabricación de los americanos, cuando tomaron las vidas de 3.000 personas, hirieron a más de 6.000, causó unos $10 billones en daños materiales y provocaron que Estados Unidos iniciara una guerra contra el terrorismo en Afganistán y más tarde en Irak? Basta con que viajes un poco, para saber que desde ese día la seguridad en los aeropuertos cambió rotundamente. ¿Qué llevaba a mis amigas francesas y a muchos otros llegar a esa conclusión ciegamente, sin ni siquiera molestarse en comprobar o verificar los hechos?
Y la misma pregunta me hago en estos días, ante el ataque terrorista contra Israel el pasado mes de Octubre. Uau, el conflicto de opiniones y reacciones que podemos ver en el mundo entero a favor o en contra de Israel o de Palestina, antisemitismo contra los judíos, confusión de la guerra, la cual es contra un grupo terrorista y no contra la sociedad palestina…Nadie se opuso a Estados Unidos cuando después de ser atacado se defendería, empezando una guerra contra el terrorismo. Pero en el caso de Israel, les culpan de haber iniciado la guerra, naciones le gritan que no tiene derecho a defenderse y que deben poner un cese al fuego. Como si fuera el único país en el mundo que no tuviera el derecho a defender a sus ciudadanos. Una vez más puedo ver ceguera e ignorancia…Puedo ver cómo muchos toman posición sobre el conflicto basado en sentimientos, mala información, basada en suposiciones, odio, antisemitismo e incluso mentiras…Cuando se trata de ignorancia, yo misma he sido ignorante sobre Israel, tanto el Israel de la Biblia como el Israel de hoy, de la sociedad moderna. Si llevas tiempo escuchando mis podcasts, sabrás cómo un viaje a Israel abrió los ojos de mi ignorancia y cómo no me pude quedar de manos cruzadas; decidí estudiar, aprender, retar mis ideales, opiniones y creencias, dictadas en gran parte por tradiciones y cultura.

Como comenté en mi último podcast, sentí que Dios me estaba diciendo que había que derribar las mentiras con la verdad, porque es la Verdad la que nos hace libre. Así que en este podcast vamos a hacer la pregunta: ¿Cómo empezó todo? Sin el principio de la historia es imposible entender la crisis de hoy en Israel y Gaza. La historia comienza así: Los judíos remontan sus orígenes a la existencia de un hombre llamado Abraham que nació alrededor del año 2000 A.C. Sin embargo, el mismo hombre, Abraham, también es mencionado en el Corán, el libro sagrado de los musulmanes. ¿Por qué? Porque tanto judíos como árabes remontan sus orígenes a Abraham: los judíos a su hijo Isaac y los árabes al hermanastro de Isaac, Ismael.

Entonces, si Abraham es un personaje esencial para ambos pueblos, el judío y el árabe, empecemos aprendiendo más sobre él. Y si estás pensando que este tema solamente tiene que ver con estos 2 pueblos y punto, estás equivocado. Si tú crees en Jesús, en Yeshua, como tu salvador, entonces debes entender que Abraham ocupa un lugar clave en la narración bíblica y en la historia de Israel. En la Biblia, Dios se refiere a si mismo como “el Dios de Abraham, Isaac y Jacob”, más vale que entendamos por qué.

Dios eligió a Abraham de entre el mar de la humanidad dos mil años antes del nacimiento de Yeshua. El lo escogió, lo eligió para ser el padre del pueblo judío y el padre de la línea del Mesías. El término “padre” en la Biblia se refiere a antepasados, ya sean directos o lejanos. Esto explica por qué el Mesías es llamado “Hijo de Abraham” al principio del Evangelio de Mateo, donde dice: “Registro genealógico de Jesucristo, hijo de David y de Abraham…” Y también por qué según las enseñanzas de Pablo en el Nuevo Testamento o Pacto, el Mesías es la “Simiente de Abraham”. 

Pero como dije anteriormente, hay que ir al principio para entender todos estos y más detalles.

En Génesis 12 vemos cómo Dios llama a un hombre, Abram, nacido en una familia de Mesopotamia de la que se sabe brevemente que adoraba dioses paganos… Por lo tanto, Dios no lo escogió porque era un hombre ejemplar o porque adoraba al Creador del mundo. Simplemente fue elección de Dios. A Dios le plació escoger a este hombre:

“El Señor dijo a Abram: «Deja tu tierra, tus parientes, la casa de tu padre y ve a la tierra que te mostraré. 2 »Haré de ti una nación grande y te bendeciré; haré famoso tu nombre y serás una bendición. 3 Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan; ¡por medio de ti serán bendecidas todas las familias de la tierra!». 4 Abram partió, tal como el Señor se lo había ordenado, y Lot se fue con él. Abram tenía setenta y cinco años cuando salió de Jarán. 5 Al encaminarse hacia la tierra de Canaán, Abram se llevó a su esposa Sarai, a su sobrino Lot, a toda la gente que habían adquirido en Jarán y todos los bienes que habían acumulado. Salieron para la tierra de Canaán y allá llegaron. 6 Abram atravesó toda esa región hasta llegar a Siquén, donde se encuentra el gran árbol de Moré. En aquella época, los cananeos vivían en esa región. 7 Allí el Señor se apareció a Abram y le dijo: «Yo daré esta tierra a tu descendencia». Entonces Abram edificó un altar al Señor, porque se le había aparecido.”

Veamos ahora dónde Dios hace un pacto con Abram,
en Génesis 15:

“Después de esto, la palabra del Señor vino a Abram en una visión: «No tengas miedo, Abram. Yo soy tu escudo y muy grande será tu recompensa». 2 Pero Abram respondió: —Mi Señor y Dios, ¿de qué me sirve que me des algo, si aún sigo sin tener hijos y el heredero de mis bienes será Eliezer de Damasco? 3 Como no me has dado ningún hijo, mi herencia la recibirá uno de mis criados. 4 —Ese hombre no ha de ser tu heredero —contestó el Señor—. Tu heredero será tu propio hijo. 5 Luego lo llevó afuera y le dijo: —Mira hacia el cielo y cuenta las estrellas, a ver si puedes. ¡Así de numerosa será tu descendencia! 6 Abram creyó al Señor y el Señor se lo reconoció como justicia. 7 Además, dijo: —Yo soy el Señor que te hizo salir de Ur de los caldeos para darte en posesión esta tierra. 8 Pero Abram preguntó: —Mi Señor y Dios, ¿cómo sabré que voy a poseerla? 9 El Señor respondió: —Tráeme una ternera, una cabra y un carnero, todos ellos de tres años, y también una tórtola y un pichón de paloma. 10 Abram llevó todos estos animales, los partió por la mitad y puso una mitad frente a la otra, pero no partió las aves. 11 Y las aves de rapiña comenzaron a lanzarse sobre los animales muertos, pero Abram las espantaba. 12 Al anochecer, Abram cayó en un profundo sueño y lo envolvió una oscuridad aterradora. 13 El Señor dijo a Abram: —Debes saber que tus descendientes vivirán como extranjeros en tierra extraña, donde serán esclavizados y maltratados durante cuatrocientos años. 14 Pero yo castigaré a la nación que los esclavizará, y luego tus descendientes saldrán en libertad y con grandes riquezas. 15 Tú, en cambio, te reunirás en paz con tus antepasados y te enterrarán cuando ya seas muy anciano. 16 Cuatro generaciones después, tus descendientes volverán a este lugar, porque antes de eso no habrá llegado al colmo la iniquidad de los amorreos. 17 Cuando el sol se puso y cayó la noche, aparecieron un horno humeante y una antorcha encendida, los cuales pasaban entre los animales descuartizados. 18 En aquel día el Señor hizo un pacto con Abram. Le dijo: —A tus descendientes daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el gran río, el Éufrates. 19 Me refiero a la tierra de los quenitas, los quenizitas, los cadmoneos, 20 los hititas, los ferezeos, los refaítas, 21 los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos.”

Veamos ahora donde Abram tiene su primer hijo,
con la esclava egipcia de Sarai, en Génesis 16:

“Sarai, la esposa de Abram, no le había dado hijos. Pero como tenía una esclava egipcia llamada Agar, 2 Sarai dijo a Abram: —El Señor me ha hecho estéril. Por lo tanto, ve y acuéstate con mi esclava Agar. Tal vez por medio de ella podré formar una familia. Abram aceptó la propuesta que hizo Sarai. 3 Entonces ella tomó a Agar, la esclava egipcia, y se la entregó a Abram como mujer. Esto ocurrió cuando ya hacía diez años que Abram vivía en Canaán. 4 Abram se unió a Agar, y ella concibió un hijo. Al darse cuenta Agar de que estaba embarazada, comenzó a mirar con desprecio a su dueña. 5 Entonces Sarai dijo a Abram: —¡Tú tienes la culpa de esta injusticia! Yo puse a mi esclava en tus brazos y ahora que se ve embarazada me mira con desprecio. ¡Que el Señor determine quién tiene la culpa, si tú o yo! 6 —Tu esclava está en tus manos —contestó Abram—, haz con ella lo que bien te parezca. Y de tal manera comenzó Sarai a maltratar a Agar que ésta huyó de su presencia. 7 Pero el ángel del Señor la encontró junto a un manantial en el desierto, el cual está en el camino a la región de Sur, 8 y le preguntó: —Agar, esclava de Sarai, ¿de dónde vienes y a dónde vas? —Estoy huyendo de mi dueña Sarai —respondió ella. 9 —Vuelve junto a ella y sométete a su autoridad —le dijo el ángel del Señor—. 10 De tal manera multiplicaré tu descendencia que no se podrá contar. 11  »Estás embarazada, darás a luz un hijo y le pondrás por nombre Ismael porque el Señor ha escuchado tu aflicción. 12 Será un hombre indómito como asno salvaje. Luchará contra todos y todos lucharán contra él; y habitará frente a todos sus hermanos». 13 Como el Señor le había hablado, Agar le puso por nombre «El Dios que me ve», pues se decía: «Ahora he visto al que me ve». 14 Por eso también el pozo que está entre Cades y Béred se conoce con el nombre de «Pozo del Viviente que me ve». 15 Agar dio a Abram un hijo, a quien Abram llamó Ismael. 16 Abram tenía ochenta y seis años cuando nació Ismael.”

Veamos ahora dónde Dios cambia el nombre a Abram, en Génesis 17:

“Abram tenía noventa y nueve años cuando el Señor se le apareció y le dijo: —Yo soy el Dios Todopoderoso; camina delante de mí y sé perfecto. 2 Yo estableceré mi pacto entre tú y yo, y te multiplicaré en gran manera. 3 Abram se postró sobre su rostro, y Dios habló con él diciendo: 4 —He aquí que mi pacto es contigo: Tú serás padre de muchas naciones. 5 Ya no se llamará más tu nombre Abram; tu nombre será Abraham, pues te he constituido en padre de una multitud de naciones. 6 Yo te haré muy fecundo; de ti haré naciones, y reyes saldrán de ti. 7 Yo establezco mi pacto como pacto perpetuo entre tú y yo, y tu descendencia después de ti por sus generaciones, para ser tu Dios y el de tu descendencia después de ti. 8 Yo te daré en posesión perpetua, a ti y a tu descendencia después de ti, la tierra en que resides, toda la tierra de Canaán. Y yo seré su Dios.” 15 Dios dijo también a Abraham: —A Sarai tu mujer no la llamarás más Sarai; Sara será su nombre. 16 Yo la bendeciré y también te daré de ella un hijo. Sí, yo la bendeciré; ella será madre de naciones, y de ella procederán reyes de pueblos. 17 Entonces Abraham se postró sobre su rostro y se rió diciendo en su corazón: “¿A un hombre de cien años le ha de nacer un hijo? ¿Y Sara, ya de noventa años, dará a luz?”. 18 Luego Abraham dijo a Dios: —¡Ojalá Ismael viva delante de ti! 19 Y Dios respondió: —Ciertamente Sara tu mujer te dará un hijo, y llamarás su nombre Isaac. Yo confirmaré mi pacto con él como pacto perpetuo para su descendencia después de él. 20 Y en cuanto a Ismael, también te he oído: He aquí que lo bendeciré, lo haré fecundo y lo multiplicaré en gran manera. Él engendrará doce príncipes, y yo lo constituiré en una gran nación. 21 Pero yo estableceré mi pacto con Isaac, que Sara te dará a luz por este tiempo, el próximo año.

Veamos ahora la promesa del nacimiento de Isaac en Génesis 18:

“El Señor se apareció a Abraham en el encinar de Mamre, cuando él estaba sentado en la entrada de la tienda, en el pleno calor del día. 2 Alzó sus ojos y miró, y he aquí tres hombres que estaban de pie frente a él. Y al verlos, corrió desde la entrada de la tienda para recibirlos, y se postró a tierra. 3 Y dijo: —Señor, si he hallado gracia ante tus ojos, por favor, no pases de largo a tu siervo. 4 Que se traiga un poco de agua para que laven sus pies y se recuesten debajo del árbol. 5 Yo traeré un pedazo de pan, y repondrán sus fuerzas y después proseguirán; porque para esto han pasado cerca de su siervo. Ellos dijeron: —Sí; haz así como dices. 6 Entonces Abraham fue de prisa a la tienda de Sara y le dijo: —Toma rápidamente veinte kilos de harina fina, amásala y prepara unas tortas. 7 Luego corrió Abraham a donde estaban las vacas y tomó un ternero tierno y bueno, y se lo dio al mozo; y este se dio prisa para prepararlo. 8 Después tomó mantequilla, leche y el ternero que había preparado, y lo puso delante de ellos. Y mientras comían, él se quedó de pie junto a ellos debajo del árbol. 9 Ellos le preguntaron: —¿Dónde está Sara tu mujer? Él respondió: —Adentro, en la tienda. 10 Entonces dijo: —Ciertamente volveré a ti de aquí a un año, y he aquí que Sara tu mujer tendrá un hijo. Sara escuchaba junto a la entrada de la tienda que estaba detrás de él. 11 Abraham y Sara eran ancianos, de edad avanzada. A Sara le había cesado ya la regla de las mujeres. 12 Y Sara se reía dentro de sí, diciendo: “Después que he envejecido, ¿tendré placer, siendo también anciano mi Señor?”. 13 Entonces el Señor dijo a Abraham: —¿Por qué se ríe Sara, diciendo: “¿Realmente he de dar a luz siendo vieja?”. 14 ¿Acaso existe para el Señor alguna cosa difícil? Al tiempo señalado volveré a ti, de aquí a un año, y Sara habrá tenido un hijo. 15 Entonces Sara, porque tuvo miedo, negó diciendo: —No me he reído. Pero él dijo: —No, sino que sí te has reído.”

Veamos ahora el nacimiento de Isaac en Génesis 21:

“Tal como el Señor lo había dicho, actuó a favor de Sara y cumplió con la promesa que había hecho. 2 Sara quedó embarazada y dio un hijo a Abraham en su vejez. Esto sucedió en el tiempo anunciado por Dios. 3 Al hijo que Sara le dio, Abraham le puso por nombre Isaac. 4 Cuando su hijo Isaac cumplió ocho días de nacido, Abraham lo circuncidó, tal como Dios se lo había ordenado. 5 Abraham tenía ya cien años cuando nació su hijo Isaac. 6 Sara dijo entonces: «Dios me ha hecho reír, y todos los que se enteren de que he tenido un hijo se reirán conmigo. 7 ¿Quién hubiera dicho a Abraham que Sara amamantaría hijos? Sin embargo, le he dado un hijo en su vejez». Expulsión de Agar e Ismael 8 El niño Isaac creció y fue destetado. Ese mismo día, Abraham hizo un gran banquete. 9 Pero Sara se dio cuenta de que el hijo que Agar, la egipcia, había dado a Abraham, se burlaba de su hijo Isaac. 10 Por eso dijo a Abraham: —¡Echa de aquí a esa esclava y a su hijo! El hijo de esa esclava jamás tendrá parte en la herencia con mi hijo Isaac. 11 Esto angustió mucho a Abraham porque se trataba de su propio hijo. 12 Pero Dios dijo a Abraham: «No te angusties por el muchacho ni por tu esclava. Hazle caso a Sara, pues tu descendencia se establecerá por medio de Isaac. 13 Pero también del hijo de la esclava haré una gran nación, porque es descendiente tuyo». 14 Al día siguiente, Abraham se levantó de madrugada, tomó un pan y un recipiente de cuero para agua y se los dio a Agar, poniéndoselos sobre el hombro. Luego le entregó al muchacho y la despidió. Agar partió y anduvo errante por el desierto de Berseba. 15 Cuando se acabó el agua del recipiente, puso al muchacho debajo de un arbusto 16 y fue a sentarse sola a distancia de un tiro de flecha, pues pensaba: «No quiero ver morir al muchacho». En cuanto ella se sentó, comenzó a llorar desconsoladamente. 17 Cuando Dios oyó al muchacho sollozar, el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo y le dijo: «¿Qué te pasa, Agar? No temas, pues Dios ha escuchado los sollozos del muchacho ahí donde está. 18 Levántate y tómalo de la mano, que yo haré de él una gran nación». 19 En ese momento, Dios abrió los ojos de Agar y ella vio un pozo de agua. Enseguida fue a llenar el recipiente de cuero y dio de beber al muchacho. 20 Dios acompañó al muchacho y este fue creciendo. Vivió en el desierto y se convirtió en un tirador de arco; 21 habitó en el desierto de Parán y su madre lo casó con una egipcia.”

Pues ahí lo tenemos, el pueblo judío y el pueblo árabe en conflicto, medio hermanos que desde el principio no se llevaron bien y que desgraciadamente siguen peleando desde entonces. Vemos que Dios se compromete a bendecir a ambos pero deja muy claro que Su Pacto, Su plan de Redención y Salvación para la humanidad es a través de Isaac. Su salvación a través de Jesús, Yeshua, viene a través de la descendencia de los judíos en una tierra escogida por Dios mismo y dada a la descendencia de Abraham, Isaac y Jacob. En el próximo podcast aprenderemos más sobre la tierra prometida. ¡Shalom!

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