A Través de Sus Ojos

A Través de Sus Ojos

¿Qué ves? Ésa es la pregunta que Dios me hizo en un par de ocasiones. ¿Qué ves? Sí, Dios habla y también hace preguntas. Y obviamente Él no pregunta porque necesite saber la respuesta. Lo hace para nuestro beneficio y para que nuestra perspectiva o nuestra manera de pensar se ajuste a la suya.

Jesús siempre hacía preguntas, de hecho los judíos hoy en día bromean diciendo que ellos contestan preguntas con más preguntas.

Mira conmigo la conversación que tiene Jesús con sus discípulos en Marcos 8:17-21.

“17 Jesús se dio cuenta de lo que hablaban y les dijo: —¿Por qué hablan de pan? ¿Todavía no comprenden? ¿Tienen la mente cerrada? 18 Si tienen ojos, ¿cómo es que no ven? Si tienen oídos, ¿por qué no oyen? ¿No se acuerdan 19 de aquella vez, cuando repartí cinco panes entre cinco mil hombres?¿Cuántas canastas llenaron entonces con lo que sobró? Los discípulos respondieron: —Doce canastas. 20 Jesús les preguntó: —Y cuando repartí siete panes entre cuatro mil, ¿cuántas canastas llenaron? —Siete —contestaron los discípulos. 21 Jesús les dijo entonces: —¿Y todavía no entienden?

Si los discípulos pensaron que Jesús estaba hablando de pan cuando en realidad no lo estaba haciendo, ¿de qué hablaba Jesús? Lo podemos leer en los versículos anteriores. 

“11 Los fariseos llegaron a donde estaba Jesús y comenzaron a discutir con Él. Para ponerle una trampa, le pidieron que demostrara con alguna señal milagrosa que Él venía de parte de Dios. 12 Jesús se molestó mucho por esto, y dijo: «¿Por qué siempre piden una señal? Les aseguro que no se les dará ninguna.» 13 Entonces Jesús los dejó, volvió a subir a la barca, y se fue al otro lado del lago. 14 Los discípulos se habían olvidado de llevar comida, y sólo tenían un pan en la barca. 15 Jesús les advirtió: —Les recomiendo que se cuiden de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes Antipas. 16 Los discípulos comenzaron a hablar entre ellos y decían: —Seguramente dijo eso porque no trajimos pan.”

Por un lado, la respuesta de Jesús me ha hecho reír en varias ocasiones. En mis palabras es como si hubiera dicho, “habéis visto que no tengo ningún problema en multiplicar pan, ¿acaso no puedo volver a hacerlo? ¡Qué no estoy hablando de pan!”.

Éste es un ejemplo claro de la diferencia entre cómo Dios ve las cosas en contraste a cómo las vemos nosotros. Jesús estaba hablando de la levadura encontrada en los que estaban en autoridad, Herodes y los fariseos. En otras palabras, Jesús utilizó una comparación con la palabra “levadura”: Si un poco de levadura hace fermentar toda la masa así mismo el pecado en forma de maldad corrompe el interior del hombre y contamina a otros. Jesús les estaba advirtiendo de no seguir el modelo de esas personas.
También este relato es un ejemplo claro de cómo nuestra perspectiva tiende a enfocarse en lo que vemos con nuestros ojos físicos, y nos olvidamos de que somos creados a imagen y semejanza de Dios, y que por lo tanto, los ojos espirituales son sumamente importantes. ¿Qué ves? A veces medito en esta pregunta, ¿qué ves? Porque lo que está claro es que cuanto más aprendo de la Palabra de Dios más me doy cuenta de que mi perspectiva se parece a la de los discípulos y necesito ajustarla para ver las cosas como las ve Dios. Constantemente necesito usar los ojos espirituales para tratar con otras personas, para madurar en mis relaciones con familiares, amigos, desconocidos, e incluso mi relación con Dios. Por un lado, parece sencillo. Jesús dijo lo siguiente en Mateo 22:

“37 Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. 38 Este es el primer y gran mandamiento. 39 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.”

Lo que Jesús, Yeshua, dijo no es un concepto nuevo. En la época de Moisés, Dios dijo esto en Deuteronomio 6: “5 Ama a tu Dios con todo lo que piensas, con todo lo que eres y con todo lo que vales. 6 Apréndete de memoria todas las enseñanzas que hoy te he dado, 7 y repítelas a tus hijos a todas horas y en todo lugar: cuando estés en tu casa o en el camino, y cuando te levantes o cuando te acuestes.”

Las enseñanzas eran los 10 mandamientos

Si te paras un poco a leerlos verás que se tratan de nuestra relación con Dios y nuestra relación con los demás. Lo que Jesús dijo, ¿verdad? Dios y tu prójimo. Si te fijas, ambos versículos alejados por miles de años en el tiempo, empiezan con la misma palabra “Amar”. Amar en un verbo. Necesita acción. El amor no es un sentimiento es un verbo, y un verbo que se pone en acción una y otra vez, es un estilo de vida. Amor ha sido demostrado y sigue siendo demostrado infinitamente por Dios hacia nosotros. Jesús, Yeshua, nos ha amado primero para que podamos amar a los demás.

En Su tiempo en la tierra, podemos leer cómo derribaba el sistema contaminado de las personas, cómo se trataban unas a otras, cómo pensaban, hablaban, actuaban. La verdad es que tú y tu prójimo, ambos habéis sido creados por Dios y ambos sois importantes a Sus ojos. Cuando miras tus relaciones con otros, ¿qué ves? Si solamente ves tu perspectiva, puedes orar este versículo poderoso que se encuentra en el Salmo 119:18:
“ABRE MIS OJOS Y HAZME VER LO MARAVILLOSAS QUE SON TUS ENSEÑANZAS.”
Shalom.

Scroll al inicio